Cada etapa de nuestra vida es una nueva oportunidad para desarrollar nuestros dones dentro de la comunidad donde Dios nos ha puesto. La iglesia de las Águilas es el lugar donde el Señor te ha puesto a ti y a tu familia.
Dios nos ha hablado como iglesia y nos ha dicho que Él nos levanta como un monte de luz en medio de este barrio. También nos ha dicho que cada uno de nosotros somos llamados a encender una luz en ese monte, que es el monte de Dios. La gente que nos rodea vive cada vez más inmersa en la penumbra y la oscuridad. Ellos necesitan gente como tú y como yo, que puedan ser una referencia para ellos. El Señor nos va a dar gracia para atraerlos a Él.
Todos somos importantes y necesarios. Nadie puede ocupar nuestro lugar, porque nadie tiene las características personales y los dones que Dios nos ha dado a cada uno; estos, combinados con nuestra experiencia de vida y nuestro carácter, son algo único que Dios nos ha dado.
Por lo tanto, levántate y anímate a buscar tu lugar, si es que aún no lo has encontrado. La trompeta está sonando y es una convocatoria para todos y cada uno. Habrá trabajo para todos. Cada uno somos llamados personalmente por Dios para alcanzar a nuestra generación. Las mujeres de 40 años no podrán hacer el trabajo de los adolescentes, ni éstos podrán hacer el de los hombres de 60 años. Pero hay personas a nuestro alrededor, ya sea en la iglesia, en nuestro vecindario, trabajo, lugar de estudio,… que nos necesitan. Dios nos ha puesto ahí para alcanzarlas. Ocupa tu lugar y disfruta de ser parte del proyecto de Dios.
“Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca” (1º Cro.19:13).
Carmen Aparicio
