"Los que esperan en el señor...levantarán alas como las águilas.." Isaías 40:31

ORAR CON EL CORAZÓN

Se dice de algunas personas que actuan con el corazón y que son más sensibles. Aunque no debemos colgar carteles, lo que sí es cierto es que esa sensibilidad puede ser una gran ventaja en nuestra vida de oración. Hace tiempo tuve una experiencia con mis hijos, la cual ahora me sirve para ilustrar lo que yo creo que es orar con el corazón:

Volvíamos de hacer la compra y ellos me ayudaban a llevar las bolsas desde el coche hasta casa. El más pequeño se quejaba de que le pesaba su carga. La verdad es que su bolsa era la más pequeña, pero yo creo que él lo decía por si “colaba” y su mamá se la llevaba. Lo que a mí se me ocurrió decirle  fue lo siguiente: “Abrázala y ponla contra tu pecho, verás como podrás con ella”. Yo creo que así es como debemos actuar con las cosas que nos abruman. Al igual que una bolsa pesada cuesta más llevarla cuanto más la alejas de ti, así ocurre también con nuestros problemas, las pruebas y situaciones difíciles que debemos afrontar.

Acepta las circunstancias que Dios ha permitido en tu vida, abrázalas y no intentes rechazarlas, ignorarlas o alejarlas de ti con tus propias fuerzas. En muchas ocasiones, Dios es el que prepara así las cosas y, en tal caso, no sirve de mucho hacer todo ese esfuerzo, porque Él no va a quitarnos la carga hasta que Su propósito se cumpla. El salmista dice: “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos, derramad delante de El vuestro corazón;  Dios es nuestro refugio” (Sal.62:8). Yo estoy segura de que si derramamos nuestros corazones en un río constante de oraciones pronunciadas o silenciosas, esa forma de orar tocará el corazón de Dios de la misma manera en que está tocando el nuestro.

Para animarnos, recordemos que Samuel, el gran profeta de Israel, nació porque una mujer desahogó con Dios su corazón acerca de su propia infertilidad. ¿Sabría Ana que la respuesta a su oración iba a cambiar la nación de Israel? Tampoco olvidemos que los grandes dones de Dios para los hombres vienen a través  de las dificultades. ¡Pueden ocurrir cosas muy grandes en nuestras vidas cuando abracemos nuestra carga y derramemos el corazón delante de Dios mientras vamos con Él por el camino de la vida!

Carmen Aparicio

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