"Los que esperan en el señor...levantarán alas como las águilas.." Isaías 40:31

¡Aquella boda iba a ser un desastre!

El vino era un ingrediente fundamental para un banquete en las bodas de los tiempos bíblicos. Valoremos que era prácticamente la única bebida a la que ellos podían aspirar en sus festejos. No ocurre lo mismo hoy en día, por supuesto.

Aquella era la primera presentación pública de Jesús y en ella hizo su primer milagro, lo cual fue una señal de aprobación a esta institución divina.

Allí también se encontraba su madre María que, en cuanto supo que la joven pareja estaba en apuros porque se les había acabado el vino, no dudó en acudir a su hijo para que hiciera algo que sólo Él podía hacer.

Con su respuesta, Jesús no estaba rechazando la petición de su madre, pero necesitaba que ella comprendiera que la relación entre ambos era ahora diferente porque su ministerio había comenzado.

Quizás ella había entendido que había llegado el tiempo en que su hijo fuera conocido en su verdadera identidad, como Hijo de Dios, pero Jesús tuvo que recordarle que su posición de madre no la capacitaba para dirigir su ministerio mesiánico.

A partir de entonces, algo iba a cambiar en su relación y María pasó de ser madre a ser discípula aunque, en realidad, María le posicionó y Jesús hizo el milagro porque su madre se lo pidió. Vemos que le dio al agua un nuevo propósito y así provocó que la escasez se transformase en abundancia, porque dio la orden de que llenasen las tinajas hasta arriba. En cada una de ellas cabían más de 100 litros.

Las tinajas aquel día también experimentaron un nuevo propósito y nosotros somos como esas tinajas que, bajo la influencia poderosa de Jesús, podemos contener en nuestro interior su poder transformador y su amor sobreabundante.

Para que aquel milagro tuviese lugar, fue necesario que los que servían hiciesen todo lo que Jesús dijo, tal como su madre les advirtió. Aquellas fueron las últimas palabras de María registradas en la Biblia. Nosotros debemos entender que no podremos ver los milagros de Dios en nuestras vidas a menos que Sus mandatos se cumplan en nuestras vidas.

Tú y yo somos como esas tinajas y Dios quiere darnos un nuevo propósito para que llevemos Su vida abundante y Su gozo a todos los que nos rodean. Jesús no quiere que el vino se acabe. ¡Dios quiere que la fiesta continúe! Quiere hacer de nuestra vida una fiesta con Él y con los hombres. ¡Dios siempre guarda lo mejor para el final.

Carmen Aparicio

(Si quieres conocer esta historia y no tienes una Biblia, nosotros podemos conseguir una para ti).

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