"Los que esperan en el señor...levantarán alas como las águilas.." Isaías 40:31

Tú eres el Dios de toda gracia

Veamos cómo se mueve ese Dios de toda gracia: Sorprendentemente, el Señor manifiesta Su gracia sin límites permitiendo primero la presencia del enemigo en la vida de Sus hijos y luego apareciendo Él mismo para manifestarse aplicando esa gracia sin medida, sin restricciones. Lo que Él quiere es perfeccionarnos, completarnos, y lo hace a través de la prueba para que podamos identificarnos con la gente que no le conoce. Si cuando estamos en prueba manifestamos humildad y doblegamos nuestra voluntad, seremos promovidos de la adversidad a la aprobación de nuestro Padre, sólo por Su gracia. De esta forma, Su gloria se hará visible en medio de nuestra miseria y escasez.

¿Y cómo quiere que nos movamos nosotros?  Somos Sus embajadores, Él nos ha enviado al mundo como Sus representantes y es necesario que, de la misma forma que hemos recibido la gracia de Dios, se la entreguemos a los demás. (Mt. 10:8).

La ley nos recuerda lo malos e indignos que somos, pero la gracia y la verdad rompen las cadenas del pecado. Por eso el apóstol Juan dice que “de su plenitud”, es decir: de esa capacidad única del Dios de toda gracia de ser y estar siempre “lleno de gracia y de verdad”, “tomamos todos y gracia sobre gracia” (Jn.1:14-17). La gracia de Dios viene a nuestras vidas como las olas del mar van a la playa, continuamente, constantemente, incesantemente.

Lo que nos ocurre a nosotros es que la gracia y la verdad no son nuestras, no nacen de nosotros sino que nos vienen dadas al estar “enchufados” al Dios de toda gracia para poder ser continuamente recargados de una forma de ser y de vivir, de reaccionar ante la maldad y la injusticia del mundo, que no nos viene dada por nuestra propia naturaleza sino como una entrega gratuita de un ingrediente secreto y saludable que es la “gracia sobre gracia”. Cuando nos desenchufamos de Dios, nuestra recarga de amor y compasión se nos acaba y volvemos a la ley, al orgullo, a la dureza de corazón y a la ingratitud violenta.

El amor es la esencia de Dios, porque “Dios es amor” y la gracia es la manifestación de ese amor hacia los hombres. La gracia es el regalo que nosotros no merecíamos recibir de parte de un Dios justo y santo.

Carmen Aparicio

(Puedes conocer al Dios de toda gracia leyendo la Biblia, que es Su carta de amor para ti. Si no tienes un ejemplar, puedes ponerte en contacto con nosotros y te regalaremos uno.)

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