"Los que esperan en el señor...levantarán alas como las águilas.." Isaías 40:31

DIALOGA CON DIOS MIENTRAS VAS POR EL CAMINO

Siempre me ha llamado la atención la exhortación del apóstol Pablo a los creyentes de todas la épocas: “Orad sin cesar”. Me ha parecido un mandato difícil de cumplir porque no hemos sido llamados a una vida monástica sino a relacionarnos con la gente y a ser luminares en el mundo. Además nuestras vidas están bastante ocupadas, no obstante, he descubierto que  el Espíritu Santo  está muy interesado en que logremos esta meta..

Nuestra vida cristiana es un camino y no estamos solos en él. Jesús ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt.28:20). En el camino hacia Emaús (Lc.24), Jesús caminaba con los discípulos y  Él mismo inició la conversación (vs.15,17,19).  Se acercó a ellos y derramó sobre sus vidas espíritu de revelación, hasta que al fin fueron abiertos sus ojos y le reconocieron (vs.15,27 y 31).

A mí me encanta orar como el salmista: “Envía tu luz y tu verdad, éstas me guiarán” (Sal.43:3) porque nuestro camino está lleno de encrucijadas y nuestra vida de decisiones que nos pueden condicionar para siempre. Necesitamos su apoyo constante, su consejo. Caminar con Jesús y aprovechar el  tiempo de este camino para hablar con El y disfrutar de Su presencia es la experiencia más gratificante que puedo tener en la vida.

Nuestra mente suele estar en muchas cosas a lo largo del día, pero es saludable buscar momentos en los que estemos lo suficientemente tranquilos para aprovechar a charlar con Jesús. Practicando este tipo de conversación aprendemos a conocerle. Yo puedo ver que le encanta tener detalles conmigo a través de los cuales me responde a cosas que yo le había preguntado o pedido. Aquí la ayuda del Espíritu Santo es fundamental y el poder orar en el Espíritu es una herramienta muy valiosa. A veces no le veo en las circunstancias que me toca vivir o no siento Su presencia de forma manifiesta, pero después de un tiempo me doy cuenta de cómo me estaba esperando a la vuelta del camino.

Si la vida cristiana es una experiencia maravillosa, el poder recorrer este camino conversando con Dios se convierte en algo apasionante. Es un Ser extraordinariamente especial, original, creativo, sensible y detallista. No te pierdas la oportunidad de hablarle mientras vas por el camino. Si así lo haces, descubrirás que tu vida deja de ser aburrida y monótona. Abrirás los ojos a una realidad nueva, diferente y apasionante: está contigo cada día y no está callado ni indiferente. Podrás decir con los dos discípulos que iban a Emaús:  “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lc.24:32).

Carmen Aparicio

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