"Los que esperan en el señor...levantarán alas como las águilas.." Isaías 40:31

Nuestra sociedad necesita madres

Uno de los objetivos de la llamada “Agenda 2030” es acabar con la institución familiar. Sus promotores dan por sentado que ya han conseguido borrar las huellas de Dios en el mundo actual y ahora van a por esta institución divina, que es la base de nuestra sociedad.

Al frente de esta estrategia hay hombres y mujeres con grandes fortunas, que ostentan puestos de influencia a nivel internacional y detrás de ellos está, por supuesto, el mismo Satanás.

Hubo un tiempo en la historia de Israel en el que también “quedaron abandonados los caminos, y los que andaban por las sendas se apartaban por senderos torcidos” (Jueces 5:6-7). Entonces Dios levantó una mujer, Débora, que decidió actuar “como madre en Israel. Cuando escogían nuevos dioses, la guerra estaba a las puertas” (v.8). Ella veló por su generación como una madre por sus hijos. Se podía haber levantado como un líder político, o como una guerrera, pero lo hizo como madre. Fue además fiel a los hombres líderes que Dios había levantado.

Su nombre significa “abeja” y, haciendo honor a ello, fue laboriosa, sagaz y de gran provecho para su sociedad. Se manifestó dulce con sus amigos, pero aguda y peligrosa con sus enemigos.

Su secreto era triple: cuando era niña, había sido educada en la ley de Dios y estaba familiarizada con Sus grandes obras a favor de Su pueblo. También conocía personalmente a Dios y, como profetisa, anunciaba Su Palabra a la nación. Por último, tenía una fe inquebrantable en la fidelidad de Dios para cumplir todas Sus promesas.

Durante su liderazgo, Israel fue libre de la ocupación de un ejército extranjero que los había oprimido por 20 años. Ella cumplió el propósito antiguo de Dios para el hombre y la mujer: tener dominio. El Señor puso junto a ella a un hombre, Barac, que supo reconocer su autoridad espiritual y juntos formaron el equipo perfecto para vencer a los enemigos de Israel. En la batalla, Débora era la cabeza pensante y Barac el hombre de acción. Ella levantaba el ánimo de la tropa y mostraba las estrategias que Dios le revelaba.

Después de relatar esta batalla, el libro de los Jueces nos dice que durante el mandato de Débora, la nación disfrutó de cuarenta años de paz y prosperidad.

Carmen Aparicio

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