Tenemos muchas cosas que admirar en la vida de Noé: tuvo una gran fe y una obediencia fiel a las directrices de Dios, fue trabajador y disciplinado, fue un hombre valiente y siguió trabajando aún en medio de las burlas y ofensas de sus conciudadanos y supo involucrar a su familia en el proyecto de Dios.
Por añadidura, hoy la figura de Noé nos trae un mensaje muy apropiado para los tiempos que corren. A estas alturas, creo que ya hay pocos cristianos que no sepan que estamos viviendo en los últimos tiempos. Jesús dijo que “como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mt.24:37) porque “cuando Noé fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase” (He.11:7).
Esto es lo que hace a Noé un personaje de máxima actualidad y nosotros deberíamos imitar su fe y aprender de él para preparar ese arca en la que nuestra casa pueda salvarse de este diluvio que viene por causa de la maldad que abunda a nuestro alrededor. Noé supo dar ejemplo a sus hijos e inspirar a su esposa y a todos ellos para que le apoyasen en la arriesgada aventura a la que Dios le había llamado. Ellos también tuvieron fe y así, todos juntos como familia, quedaron protegidos del diluvio y se libraron del juicio divino.
Volviendo a las palabras del Señor Jesús y sabiendo que ya vamos viendo señales de los últimos tiempos, nosotros haríamos bien en aprender de Noé y preparar una protección donde nosotros y nuestros seres queridos podamos estar protegidos de las corrientes de maldad que van a anegar esta sociedad. Ese arca será la Iglesia del Señor, una familia de fe avivada y unida, preparada para atravesar tiempos peligrosos y a través de la cual nuestras vidas lleguen sanas y salvas a nuestro destino eterno.
Carmen Aparicio
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