"Los que esperan en el señor...levantarán alas como las águilas.." Isaías 40:31

ARTÍCULO DE LA SEMANA

AMY CARMICHAEL: VASO FRAGIL, MUJER FUERTE

Amy-Carmichael-from-wikiUn día de 1.867, nació en Irlanda del Norte una niña de ojos marrones y cabello oscuro que deseaba haber nacido rubia y con ojos azules como su mamá. Tan fuerte era este deseo en Amy que una noche oró al Señor pidiéndole que le cambiase el color de sus ojos y de sus cabellos. Al despertar, descubrió con tristeza que Dios no había concedido su petición. Tardó aún muchos años en llegar a comprender la razón por la cual Dios no respondió esta oración.

A pesar de esta pequeña frustración, Amy Carmichael tuvo una infancia feliz y segura. Su madre le había enseñado la Palabra de Dios y a los 13 años descubrió que el Señor estaba esperando o que ella aceptase Su regalo de la vida eterna. Aquel día escribió en su diario: “En su misericordia, Dios también me ha atraído a mí a su regazo.”

Cuando tenía 17 años, ocurrió otro incidente que marcó una pauta importante en su crecimiento espiritual: Amy volvía de la iglesia con su madre y sus hermanos cuando vieron a una pobre anciana que cargaba con un pesado bulto. Los niños corrieron en su ayuda, hasta que descubrieron que un grupo de hermanos “respetables” de la iglesia caminaban tras ellos y se sintieron avergonzados e incómodos. De repente, Amy recordó 1ªCo.3:12 “…la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la declarará…” Aquella tarde se encerró en su habitación, habló con Dios y después escribió: “Supe que algo me había ocurrido que cambió mis valores. Nada podía volver a importarme salvo las cosas eternas.” Así quedó marcado lo que sería el patrón de su vida futura. Desde ese momento, sintió un nuevo propósito y urgencia por extender el mensaje del Evangelio entre los necesitados y las personas más rechazadas de la sociedad.

Poco después comenzó a acompañar a los miembros de la Misión Urbana de Belfast en sus salidas por las calles de la ciudad. Se decía de ella que hablaba poco pero su rostro y actitud reflejaban el fuerte impacto que la pobreza y la maldad estaban haciendo en el espíritu de esta joven criad a en la seguridad de un hogar cristiano. De este modo, llegó a la convicción de que las frivolidades sociales, aunque placenteras e inocuas, nunca serían suficientes para ella.

A los 25 años, oyó la voz de Dios llamándola al campo misionero, a fin de ayudar a rescatar a los que morían por millares en las tinieblas. Experimentó la agonía que supone llegar a saber cuál es la decisión adecuada y descubrió también que Cristo no siempre está interesado en facilitarnos las cosas.

Después de pasar 15 meses sirviendo a Dios en Japón, los médicos la enviaron de vuelta a casa debido a su delicadísimo estado de salud y a las fuertes neuralgias que padecía. El clima tropical debilitaba mucho sus fuerzas. Sabiendo que no podría superar otro fracaso, viajó al Sur de la India, donde supo que el clima le sería más favorable. Su salud seguía siendo muy delicada y amy-carmichael-selfless-servant-of-indiallegó allí con 40º de fiebre. Los primeros años tuvo además que soportar una profunda soledad, más todas las dificultades que una joven extranjera y soltera puede enfrentar en un lugar como la India.

Sin embargo, ella se dedicó a estudiar con ahínco el idioma, aunque la máxima dificultad que tuvo que enfrentar fue el peligro físico que experimentaba al comenzar a rescatar niñas de las mismas garras de Satanás. Vestida con ropas indias y teñida su piel con té, Amy intentaba esconderse de los oficiales del templo que la perseguían con violencia mientras se mezclaba entre los fieles que entraban a los templos. Fue entonces cuando ella comprendió por qué sus ojos y cabellos debían ser oscuros. Así comenzó Amy un único y poderoso ministerio rescatando niñas cuyos padres habían vendido para “casarlas con los dioses” y que estaban destinadas a la prostitución dentro de los templos hindúes. Por causa de su labor fue a menudo acusada de raptar a estas niñas. Los familiares las vendían para poder alimentar a sus hijos varones con el pago por sus vidas.

En 12 años, Amy había ya conseguido rescatar a más de 130 niñas, a las que dio un cuidado personalizado como madre, enfermera y maestra. Eran niñas con problemas sicológicos por haber sido abandonadas por sus padres y a causa del duro e injusto entrenamiento que habían tenido que soportar hasta ser convertidas en prostitutas del templo. Más de 100 años después, Mahatma Gandhi, mundialmente conocido como apóstol nacional y religioso de la India, declaró:”Siento decirlo, pero hay alrededor nuestro en la India muchos templos que no son mejor que los burdeles” (6 de Octubre, 1.927).

Esta fue la práctica que una mujer sola y extranjera comenzó a desvelar y denunciar en la India de finales del siglo XIX. Finalmente, el gobierno indio reconoció sus servicios a la nación y también llegó a ilegalizar esta práctica.

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