Éste es un dicho conocido, un eslogan que se hizo familiar por parte de una marca de turrones. Yo considero que su mensaje es muy adecuado porque estas fechas nos brindan una nueva oportunidad para reunirnos y disfrutar de nuestros seres más queridos.
Una familia bien avenida está compuesta por personas que piensan unos en otros y son el refugio de amor y ayuda práctica cuando más lo necesitamos.
Es cierto que este año la situación sanitaria nos limita bastante estas celebraciones; pero, aún así, el deseo está y el impulso del corazón nos lleva a buscar ese amor, ese refugio y esa armonía en medio de tanta inestabilidad. Los padres convocan a sus hijos y estos se esfuerzan por recorrer distancias buscando el calor del hogar.
Nuestro Padre Celestial también nos invita a Su fiesta de Navidad. En Su casa, la mesa está puesta, los alimentos dispuestos y todo está listo para calmar la sed y el hambre de cada corazón que le busca. Las puertas están abiertas para el mejor banquete que jamás hayamos podido imaginar. Es justo allí donde recibimos los mejores regalos, aquellos que no se encuentran en las tiendas, ni pueden ser enviados por ninguna empresa de paquetería. Son regalos diseñados especialmente para cada uno, adaptados a nuestras necesidades y características distintivas, regalos que no se envejecen ni deterioran, no caducan ni pasan de moda.
¡¡Esta Navidad, vuelve a la casa de tu Padre Celestial!!
Carmen Aparicio
(En la Iglesia Las Águilas queremos ser ese lugar donde te sientas en familia y puedas disfrutar del amor de Dios. ¡¡Te esperamos!!)
